El mundo es florecimiento de Dios,
al igual que un árbol.
¿Crees que un árbol crea las flores luego de hacer un gran
esfuerzo, de hacer experimentos de planear, de preguntarle a los expertos?. El
árbol no hace nada en absoluto. El árbol está ahí, totalmente desocupado. En
ese estado desocupación la flor brota por si misma. Y recuerda: si algún día
los árboles se vuelen tontos, y empiezan a tratar de producir flores, entonces
las flores dejarán de brotar. Dejarán de hacerlo porque siempre brotan sin
esfuerzo: Mira una flor. ¿Puedes ver algo de esfuerzo en ella? La esencia misma
de una flor es tan carente de esfuerzo: simplemente se abre. Pero no podemos
concebir esto.
Los pájaros cantan en la mañana…crees que ellos acuden a alguien para que les enseñe a cantar? ¿
Crees que están haciendo otra cosa cuando empiezan a cantar en la mañana? No,
nada de eso. Sale el sol y el canto surge de su vacío. El milagro más grande
del mundo es que Dios ha creado sin hacer nada. Lo ha hecho a partir de la
nada.
Wagner, el compositor y gran músico alemán dijo: “Si hubiera
sido feliz no habría escrito una sola nota. Las personas que son infelices
tienden que llenar sus vidas con imaginación, porque su realidad carece de
algo”. Y él tiene razón en muchos aspectos. Las personas que nunca han amado
escriben poemas de amor. Se trata de un sucedáneo.
Wagner dijo: “Los poetas escriben sobre el amor porque no lo
han encontrado”.
Sin embargo Dios creo el mundo no porque no fuera feliz,
sino porque era tan feliz que se desbordó, tenía mucho en él.
Así la flor del árbol brota solo cuando el árbol también
tiene mucho que compartir y no sabe que hacer con eso. La flor es un
desbordamiento. Si el árbol no está bien alimentado, si no está bien regado, si
no ha recibido la cantidad adecuada de luz solar de cuidado y amor, entonces no
dará flores, porque la floración es un lujo. Esto ocurre únicamente cuando se
tiene demasiado, ¿qué haces?. Eso se convertirá en una pesadez, será una carga
que tiene que ser liberada. El árbol brota y florece, ha llegado a su punto más
exuberante.
El mundo es exuberancia de Dios, un florecimiento.
Palabras de Fuego, de
Osho
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