miércoles, 13 de noviembre de 2013

Aprender a Mirar

 

Ella entregó sus mejores años de juventud al hombre que amó profundamente.

Tardó  años en darse cuenta de que ese sentimiento había muerto muchos antes de asumirlo y solo estaba con él por miedo. Miedo a él y miedo a la vida.

Más tarde comprendió que todo lo que había vivido, cada lágrima derramada junto a él, cobraban sentido cuando disfrutaba mirando a su hijo jugar, dormir, sentir su cálida piel y su respirar. Agradecida por fin de la vida y, de que esa pequeña vida la había liberado por fin.
 



 
LIBERTAD


Que preciada palabra… y anhelada. Un despertar, un renacer, un comienzo.

Una partida que si bien no sería fácil era la oportunidad que tenía.

Invadida de sueños,  dio sus primeros pasos, probó una y otra vez, siempre enfocada en lo que siempre le gustaba y esperanzada en que esto diera frutos que finalmente no resultaron ser los esperados.

Los años transcurrían y su hijo estaba creciendo. El tiempo debía ser su amigo, de lo contrario su estabilidad económica no mejoraría.

Entonces decidió que era tiempo de cambiar de curso un giro de 180°. Probar un nuevo rubro totalmente opuesto a sus gustos, pero que resultaron darle la oportunidad de descubrir nuevas habilidades y hacerla crecer y sentir que era capaz de cualquier cosa.

Cerró los ojos y se tiró al vacío, absolutamente confiada en que la vida le entregaría oportunidades, alegrías, realización, paz y amor.
 

 

 Si…las oportunidades se dan solo una vez, hay que estar atento a ellas y cogerlas antes que otro lo haga. Las oportunidades siempre están, rozando nuestra nariz y sin embargo no las vemos porque estamos enfocando hacia nuestros sueños, cuando en realidad debemos aprender a tener una mirada macro, que nos abre puertas inesperadas.
Y quienes te rodean y te aman de verdad, siempre apoyarán tus decisiones y estarán contigo a pesar de la distancia.
 
 



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