lunes, 11 de noviembre de 2013

APRENDER A SOLTAR







Dos monjes zen iban cruzando un río.
Se encontraron con una mujer muy joven y hermosa
que también quería cruzar, pero tenía miedo.
Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

El otro monje estaba furioso.
No dijo nada pero hervía por dentro.
Eso estaba prohibido.
Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado,
sino que la había llevado sobre los hombros.

Recorrieron varias leguas.
Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban,
el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:

-Tendré que decírselo al maestro.
Tendré que informar acerca de esto.
Está prohibido.

-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.

-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros
-dijo el que estaba enojado.

El otro monje se rió y luego dijo:
-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás.
Tú todavía la estás cargando...



Y tú… ¿qué cargas?

A veces cargamos con el pasado, la culpa, el resentimiento, etc.
Cargamos con tantas cosas, tan grandes y pesadas, que caminamos encorvados,
dejando de ver todo lo positivo que hay a nuestro alrededor.

Todos podemos tener una vida mejor.
Libérate de las cadenas que te mantienen atrapado.
Aprende a soltar, a dejar ir.



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